EL CIELO ANTE NUESTROS OJOS

La ciencia, tan exacta y tan dócil, nunca logró arrebatarle la incertidumbre al ojo animal que miraba deleitosamente, y también con un poco de desazón, la inmensidad de lo inexplicable. Allí ocurrió toda arte posible, la génesis de la nada y de todo al mismo tiempo: la filosofía de grandes pensadores, el origen de las culturas ancestrales, la forma animal, las rutas milenarias, la guía de quienes amaban la mar y el fin del reinado solar. El bien, el mal, la fortuna, la poesía, la ciencia y la mitología tuvieron lugar en un solo sitio. En la cúpula terrestre se creó el espacio y nuestro tiempo. Allí descansaron los dioses y consigo su propia negación. Con la simple observación del movimiento de los astros, comenzó nuestra revolución intelectual.

Platón y Aristóteles, confiados en su intuición, no tuvieron más opción que dar crédito a sus sentidos. El calor se escurría entre sus manos al ver girar un gran cuerpo incandescente alrededor de un mundo próspero que urgía de explicaciones. Parecíamos estar bajo el ojo universal que juzgaba nuestro destino al mirarnos desde todos los rincones del espacio. Sin embargo, algo no cuadraba con los movimientos planetarios ya que estos nos vigilaban constantemente, pero en un momento crucial parecían aburrirse y se alejaban por algunos instantes, contrario al sol y la luna que siempre nos tenían bajo su lupa. Ptolomeo intentó ayudar y explicó el movimiento de los planetas alrededor de la tierra a partir de un movimiento circular adicional sobre sus órbitas (https://goo.gl/Cz37f3). Siendo valida o no la interpretación, teníamos aproximaciones sobre la naturaleza planetaria, solar y lunar para aquel entonces. Mientras tanto, el telón teatral negro seguía estático (Figura 1) y nos relataba las más fantásticas historias del cinturón animal: el carnero, el toro de Creta, el cangrejo, el León de Nemea, el escorpión, el centauro Quirón, la cabra Amaltea y Eros y Afrodita transformados en peces hacen parte del más antiguo catálogo estelar donde se describieron alrededor de 48 constelaciones en el libro Almagesto. Posteriormente, Lacaille aumentaría aún más los asterismos que describían la imaginación humana.

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Figura 1. “El Grabado Flammarion, famosa ilustración aparecida en L’Atmosphère: Météorologie Populaire (París, 1888) en su página 163 y utilizada en multitud de ocasiones para representar el descubrimiento de la astronomía por el hombre.” Tomado de: Wikipedia. URL: https://goo.gl/xSHgJF

Como quien se da cuenta de la venda en sus ojos y decide salir de la caverna platónica, los pitagóricos, Aristarco de Samos, Copérnico y Galileo, dieron los pasos fundamentales para dejar atrás toda divinidad, desafiar la idea del cosmos y situarnos humildemente en el sistema solar. Al estar atrapados gravitacionalmente, giramos como trompo, junto a otros planetas y cuerpos celestes, alrededor del sol. La inminencia de las evidencias “jaqueó” contundentemente el reinado de los cielos y por este infortunio, la iglesia castigó de la peor manera a Galileo por divulgar ideas herejes y renacentistas. Lo obligaron a retractarse de sus observaciones y de abstenerse a defenderlas. Su obra fue prohibida y a Galileo lo mantuvieron por mucho tiempo privado de ciertas libertades. Estos fueron los primeros pasos para descentralizar nuestra posición en el universo. No obstante, aún éramos demasiado interesantes y nuestra estrella ocupaba el punto central del todo (Figura 2).

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Figura 2. “La simplicidad básica del universo de Copérnico, del libro de Thomas Digges”. Tomado de: Wikipedia. URL: https://goo.gl/C8qvdX

Las ideas de Friedrich Bessel de alcanzar las estrellas, lo llevaron a ingeniarse la forma más rudimentaria para saber cuánta distancia necesitaríamos recorrer para palpar la estrella más cercana a nuestro sistema solar. A su paso rasgó el telón oscuro del fondo estelar y puso el primer número a algún punto brillante de nuestro cielo.  Las estrellas se encontraban a distancias poco imaginables en nuestras dimensiones espaciales. Para empeorar la situación Thomas Wright, William y Caroline Herschel, Kapteyn, Shapley y Purcell al medir distancias a las cuales se encontraban más estrellas y al describir la distribución de los cúmulos globulares de estrellas y los gases de la ViaLactea, destrozaron todo ego centralista. Además, confirmaron las especulaciones de Demócrito y Galileo que afirmaban que la galaxia no era más que una gran colección de estrellas1. Desde este momento fuimos un punto más en el universo con una pequeña particularidad, un punto verde rebosante de vida (Figura 3). Finalmente, Lemaitre y Hubble estructuraron aún más nuestro universo al observar el movimiento aparente de las galaxias, indicando que la creación de tiempo y espacio explicaban que todas las galaxias se alejaban entre sí.

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Figura 3. Representación gráfica de los brazos de la Vía Láctea. El punto amarillo representa el lugar de nuestra estre, el Sol, en la galaxia. Tomado de: Wikipedia. URL: https://goo.gl/c5d5Bn

Esta pequeña y sencilla revisión histórica, tiene su propósito en dar forma también a la inmensidad que yace sobre nuestras cabezas. La detenida observación del espacio nos dio a entender el movimiento de los astros y lo que allí se encontraba. Más que estrellas, asterismos y constelaciones, nuestros ojos perciben algunos planetas del sistema solar, el gran cuerpo de la galaxia que atraviesa la esfera celeste e, incluso, la galaxia de Andrómeda que es el cuerpo más lejano que logramos percibir. Nuestro inmenso cielo se ve plagado constantemente de asteroides que lo atraviesan velozmente y de invenciones humanas tales como satélites y la estación espacial internacional. Lluvias de estrellas, eclipses y fases lunares son otros eventos que suceden con regularidad y que podemos percibir. ¿Qué objetos podemos percibir en nuestro cielo fácilmente?

Desde nuestra perspectiva planetaria, el sol es el cuerpo más brillante que atraviesa la esfera celeste, seguida por la luna que refleja desde su superficie la luz que le llega del sol. Estos dos astros, que de hecho son los más grandes que podemos observar, se encargan en algunas situaciones de ocultarnos el resto de las maravillas celestes. De los ocho planetas que componen nuestro sistema solar, seis son visibles al ojo humano. Venus, conocido como el lucero de la noche, es el planeta más brillante que podemos distinguir con una intensa luz blanca. Generalmente, se observa siguiendo los pasos del sol y el tiempo máximo de observación son tres horas después del anochecer y tres horas antes del amanecer. Nunca podremos observar a Venus en otras horas de la noche. Marte se caracteriza por su tonalidad amarillenta o naranja. Mercurio es uno de los planetas difícil de observar ya que por lo general se encuentra sumergido bajo la luz solar y su movimiento es muy rápido. La mejor forma de observarlo es buscarlo sobre el horizonte cuando apenas se ha ocultado el sol o en la madrugada antes de que salga sobre el horizonte. Mercurio, venus y marte, junto a la tierra, son los planetas rocosos del sistema solar. Júpiter se observa con un brillo constante blanco y su movimiento es lento en la esfera celeste.  Saturno por su lado, es el planeta menos brillante y presenta un tono amarillento. Finalmente, Urano es el planeta más difícil de observar ya que solo es visible cuando se encuentra en su etapa más brillante y bajo condiciones de contaminación lumínica y atmosférica muy bajas. Esto lo convierte en el planeta más lejano que se pueda observar a simple vista. 1

Luego de los planetas mencionados y asteroides que podemos observar, el cielo se estalla en cantidades de estrellas que sería imposible describir una a una en este escrito. Sin embargo, cabe hacer mención de las estrellas más importantes en el cielo. La estrella más brillante en nuestro cielo es Sirio y se encuentra ubicada en la constelación de Can Mayor. Canopus, siendo la segunda estrella más brillante se encuentra en la constelación de Carina. La tercera estrella más brillante es Rigel que se encuentra en la constelación del Centauro. En cuarto lugar, se encuentra la estrella Arturo que está ubicada en la constelación del Boyero. La estrella Vega es la quinta estrella más brillante y se encuentra en la constelación Lyra. Capella es la sexta estrella más brillante y se encuentra en la constelación de Auriga. La estrella Rigel, en séptimo lugar, se encuentra en la constelación de Orión. La estrella Procyon ocupa el octavo puesto y se encuentra ubicada en la constelación del Can menor. En noveno lugar se encuentra la estrella Achernar que se encuentra ubicada en la constelación Eridano. Finalmente, la estrella Betelgeuse se encuentra en la constelación de Orión. Cabe resaltar que más allá de las estrellas que observamos en la esfera celeste, hay miles de estrellas que no alcanzamos a ver ya que no son perceptibles a nuestro ojo. Solo observamos las estrellas más grandes y brillantes de nuestro universo visible. 2

Uno de los fenómenos más intrigantes que podemos observar en nuestro cielo es una nubosidad que lo atraviesa de extremo a extremo rodeado por estrellas. Libre de especulaciones, podemos afirmar que este cuerpo no es nada más y nada menos que nuestra galaxia. Hacia esa dirección se encuentra el centro de la Vía Láctea y, su apariencia oscura resulta de un fenómeno visual que causa el gas y polvo que se encuentra esparcido por toda la galaxia. A pesar de ser opaco, allí se encuentran la mayoría de las estrellas de nuestro universo visible. Resulta difícil imaginar que la mayoría de masa que compone nuestra Galaxia no lo componen las estrellas y planetas que giran a su alrededor. Vera Rubin, una astrónoma estadounidense, descubrió que nuestra galaxia estaba a reventar de materia oscura que se caracteriza por no emitir o interactuar con alguna radiación electromagnética, siendo invisible a nuestros ojos debido a que no emite luz. A parte de nuestra galaxia, también es posible observar otras más. La galaxia de Andrómeda y la Nube de Magallanes son otras maravillas que podemos observar a simple vista (Figura 4 y Figura 5). Andrómeda es el cuerpo más lejano en todo el universo que podemos ver a simple vista. En definitiva, es claro que solo se necesita una carta astronómica y unas condiciones favorables para deleitarnos con nuestro universo. Finalmente, es necesario anotar que la mayoría de cuerpos celestes mencionados posiblemente solo sean visibles desde alguno de los dos hemisferios. Hoy en día, nuestro universo visible continuamente se está expandiendo debido a que cada segundo estamos recibiendo los primeros rayos de luz que cuerpos celestes que se encuentran a millones de kilómetros de distancia.

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Figura 4. Visualización actual de Andrómeda y La Vía Láctea. Tomado de: Nasa visualization explorer. URL: https://goo.gl/wfaf5b

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Figura 5. “Las Nubes de Magallanes, dos etéreas manchas de luz (extremo derecha), comparten el cielo que resplandece sobre los Andes patagónicos con un cometa de paso y con la luminosa franja de la Vía Láctea”. Tomado de: National Geographic España. URL: https://goo.gl/e4HBJV

Para saber más:

1- Guia de observación de los planetas por Alex Riveiro. Blog: Astrobitácora. Acceso: 13 de noviembre del 2018. Disponible en: https://goo.gl/EzKY3E

2- Las diez estrellas más brillantes del cielo nocturno. Blog: La Bitácora de Galileo. Acceso: 13 de noviembre del 2018. Disponible en: https://goo.gl/K1w72W

Portilla, B., & Gregorio, J. (2001). Astronomía para todos (No. 520 P836a Ej. 1). UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA.

Curso Astronomía para Todos, Universidad de Antioquia 2018-2. Profesor: Jorge Zuluaga.

Un nuevo amanecer (Vía Láctea y Andrómeda) https://goo.gl/wfaf5b

Compañeras de baile: las Nubes de Magallanes https://goo.gl/e4HBJV

 

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